Radiografía de la Boccia en 2018
El pasado 30 de septiembre tuve la suerte de asistir al “I Salón de Deporte Inclusivo de València”, ello me permitió descubrir un poco conocido deporte practicado por personas con parálisis cerebral, conocido como Boccia.
Tuve que admitir, no sin cierto rubor,
mi completa ignorancia sobre la existencia de este juego y no quise dejar pasar
la oportunidad de conocerlo a través de algunos de sus protagonistas, entre
ellos a Miguel Ángel López Vidal, ex seleccionador nacional de Boccia y José
Vaquerizo, jugador de Boccia campeón de Europa y del Mundo en 2005 y 2006,
ahora retirado.
Con su ayuda, intenté realizar
una radiografía del momento en el que se encuentra esta disciplina deportiva, observando
el poco apoyo institucional del que disfrutan y las dificultades que viven, aún
hoy en día, las personas con diversidad funcional para poder practicar deporte.
Miguel Ángel López Vidal
(26/02/1962), es técnico del club valenciano “Amics de la Boccia” y ex
seleccionador nacional de Boccia. Albaceteño, vino a la Valencia de los 90 a
estudiar la que desde pequeño era su pasión, la Pedagogía. Al tercer curso
empezó las prácticas en un Centro de Educación Especial y propuso algo
innovador para aquella época no tan lejana, “planteé
en la posibilidad de impartir actividad física. Por aquella época no se
planteaba que la figura del profesor de educación física estuviera dentro de
los centros de Educación especial”.
“Empezamos con la Boccia porque es un deporte específico para personas
con gran discapacidad física (…) con un planteamiento educativo, no
competitivo”.
La Boccia, similar a la petanca,
es un juego de exactitud y destreza donde cada jugador, pareja o equipo dispone
de seis bolas rojas y azules las cuales tendrán que lanzar intentando acercar
lo máximo posible a una bola blanca.
Aunque inicialmente sólo podía
ser jugado por deportistas con parálisis cerebral, hoy en día es practicado por
deportistas en silla de ruedas con discapacidades totales o parciales en sus
extremidades.
“Lo que más me gusta de la
Boccia es que un juego que te hace pensar. No lo parece pero es un deporte de
mucha estrategia, presión y requiere mucho esfuerzo físico. Además me ha
permitido viajar mucho y conocer otras culturas” afirma Vaquerizo.
José Vaquerizo (10/10/1978) tiene
39 años aunque aparenta muchos menos, padece parálisis cerebral, o lo que él
llama entre risas “anarquía muscular”
ha competido en Boccia de 1996 hasta 2011, logrando un fantástico palmarés
donde destacan los dos Oros logrados en el Campeonato de Europa de 2005 (Povoa
de Varzim, Portugal) y en el Campeonato del Mundo de 2006 (Río de Janeiro,
Brasil).
Uno casi que daría por hecho que un
deportista paralímpico de élite puede vivir de su deporte, Vaquerizo nos baja
de la nube: “Difícilmente puedes vivir de
ello, pese a que ha cambiado desde que yo me retiré, el mundo de la Boccia está
peor que antes. Ganando un Europeo y un Mundial apenas gané unos 20.000 €”.
Pero ya ha llovido desde esa
época, ¿en qué estado se encuentra la Boccia hoy? “La salud de un deporte se mide por cómo se va renovando el número de
deportistas, se necesitan deportistas jóvenes que vayan empujando a los que ya
están varios años. Eso no está pasando desde hace tiempo”, nos comenta
Miguel Ángel López. “En la Boccia ha ido
envejeciendo la población practicante, teniendo una edad media 35-40 años, es
muy alta”.
Requerido por cual puede ser la
razón de la falta de incorporación de deportistas jóvenes, el ex seleccionador
nacional expone sus razones: “A nivel
autonómico y nacional no hay un proyecto, los potenciales practicantes a nivel competitivo hoy en día están en
centros normalizados, colegios, institutos y desde ahí no se hace una labor de
captación, coordinados con los profesores de educación física de esos chavales
y favorecer que desde los mismo centros se empiece con la iniciación deportiva
y que luego se les oriente hacia clubes deportivos de su ciudad cercanos, donde
puedan seguir esa labor dentro ya del ámbito competitivo. Hay una gran
carencia, no existe ese planteamiento como proyecto federativo”.
López Vidal, prosigue: “En Valencia tenemos las Escuelas Deportivas
de la Fundación Municipal, en el terreno del deporte adaptado se canaliza a
través de la Federación de Deportes Adaptados de la Comunidad Valenciana
(F.E.S.A.). F.E.S.A tiene sus propias escuelas deportivas, (Boccia, natación,
slalom) pero si acudes a las escuelas de F.E.S.A encuentras que son los mismos
deportistas que están en los clubs, hay jugadores que están en una escuela de
iniciación y tienen 35 años, no tiene lógica. En escuelas de iniciación
deberían estar chavales entre 10 y 16 años y trabajar con ellos a medio y largo
plazo”.
Parece que hay una especie de
embudo que no permite acceder a jugadores jóvenes al circuito de competición,
una situación injusta cuando está más que demostrado los enormes beneficios que
puede traer a una persona con diversidad funcional, el poder practicar un
deporte a nivel competitivo, Vaquerizo nos lo confirma: “Jugar a la Boccia me ha permitido desarrollarme físicamente y a nivel
psicológico me ha ayudado a evadirme, conocer gente, otras culturas… recomiendo
su práctica porqué permite competir a gente que de otra manera no podría
hacerlo de ninguna otra manera”.
Pero, ¿de qué instituciones públicas
depende este planteamiento? Miguel Ángel López, con más de 34 años de
experiencia en el mundo de la diversidad funcional y el deporte, tiene la
respuesta: “Dependería de la Fundación
Municipal de Deportes a nivel Ayuntamiento, de la Consellería de Educación y
Deporte a nivel autonómico y luego está la Federación de Deportes Adaptados y
todas las federaciones deportivas, hoy en día entendemos que el planteamiento
es el de un deporte inclusivo. Debería ser un planteamiento global, entender
que las personas con diversidad funcional tienen derecho a practicar deporte
como una opción personal y que dentro de esa opción personal de practicar
deporte, tienen derecho también a hacerlo a nivel competitivo, canalizado a
través de los clubs deportivos”.
Vaquerizo, retirado de la alta
competición desde 2011, rememora como fueron sus días de gloria y el motivo del
bajón de resultados y su posterior retirada:
“En cuanto a la competición en 2005 y 2006 mi mejor época, tengo un recuerdo
magnifico, fui partido a partido, iba de “novatillo” y sin nada que perder, fui
ganando partidos, a partir de 2007 no sé qué pasó. La Boccia es un deporte que,
como todos, el psicólogo deportivo es muy importante, en la Boccia por
desgracia no es una figura que tengamos y la verdad que la eché de menos. En
2007 en el campeonato de Vancouver, yo era el rival a batir, chinos y coreanos
estaban pendientes de mí y me sentía observado, jugué con tensión, jugué con
presión y eso me pasó factura”.
“Desde el 2009 mi rendimiento bajó y con la llegada del nuevo
seleccionador después de los Juegos Paralímpicos ya nada fue lo mismo, vi como
cada vez confiaba menos en mí. En el 2011 después de la Copa del Mundo
celebrada en Belfast decidí dejármelo”.
En la vida de José Vaquerizo, el
deporte y la práctica de la Boccia ha sido fundamental, ello se hace evidente
en sus planes de futuro, “Desde 2015
entre cuatro amigos creamos una asociación destinada a la actividad física
adaptada para personas con discapacidad en Albacete, también he vuelto a la
Boccia como entrenador a mi club de toda la vida, “Amics de la Boccia” en
Valencia y además me dedico a dar charlas educadoras y motivadoras a colegios,
institutos, universidades, clubes deportivos… Además de seguir con mis estudios
de Periodismo”. Cabría esperar que al igual que con Vaquerizo, la
posibilidad de practicar un deporte a personas con diversidad funcional les
ampliaría las expectativas de una vida de la que parten ya con bastantes
dificultades.
Los clubes deportivos son otras
de las patas de la mesa sobre las que se sostiene la Boccia, así como otros deportes
adaptados. En València, este club es “Els Amics de la Boccia”, Miguel Ángel
López es uno de sus socios fundadores: “Actualmente,
estamos en situación precaria a nivel de estructura y apoyo económico, nosotros
para mantener el club vivo lo debemos mantener por nosotros mismos, el apoyo
que hay, lo hay con muchos matices. Hay una Federación de Deportes Adaptados
que estructura y organiza una liga de Boccia. Nosotros pagamos más de 1400€ en
licencias, acudir a un campeonato de España, 4000€ o 5000€ que recae todo en
los clubes y los deportistas, nos lo tenemos que subvencionar todo nosotros”.
El sustento de las instituciones
públicas tampoco es suficiente, ¿ni a través de las federaciones? López Vidal
prosigue: “El apoyo de la Federación
Nacional es nulo y el de la Federación Autonómica en competición nacional
también es inexistente. Por eso en esas condiciones es muy difícil mantener una
estructura de funcionamiento y de continuidad. Otra de las cuestiones
fundamentales es la formación, para entrenar en las escuelas o en los clubs,
hace falta calidad en los técnicos, no tenemos recursos humanos, la federación
apenas organiza formación. En la Boccia la formación es básica y si no hay
técnicos formados los entrenamientos se resienten. Hacemos lo que podemos
intentando siempre inculcar que lo que hacemos aquí es deporte, eso es
fundamental”.
López insiste en este aspecto,
¿tan importante es que se le considere deporte?
“La concienciación de que esto es Deporte es otra de las carencias que
existen hoy en día, ni los mismos jugadores de Boccia tienen asimilado que lo
que hacen es deporte, ni las personas que estamos con ellos en general
entendemos que lo que estamos haciendo es deporte, ni la estructura que nos
rodea nos percibe socialmente como que aquí hay un grupo de personas con
diversidad funcional que están haciendo deporte”.
Para acabar, Miguel Ángel López
describe la cruda realidad: “Vivimos en
una sociedad occidental del bienestar donde los derechos de cada persona no se tienen
ni que cuestionar, ni que pedir, deberían estar y más para personas que
realmente lo necesitan como las de diversidad funcional. Aquí tenemos
deportistas que tienen que salir 3 horas antes de su casa para llegar a los entrenamientos,
¿crees que desde sus Ayuntamientos no se podría hacer algo por ellos?” “Pregunta
a una madre la dificultad que tiene para que su hija pueda venir hasta aquí a
practicar deporte, tienen que hacer enormes sacrificios, no tienen ningún tipo
de ayuda institucional, todo depende de su voluntad”.
Me despido de Miguel Ángel y de
José con cierto sabor agridulce; contento por ver la gran labor social que con
este deporte se realiza; apenado por saber que con más de apoyo, esta labor
podría llegar a mucha más personas que lo necesitan. Sirva este texto para dar
un poco más de visibilidad a este deporte, sus deportistas y sus familias, bien
lo merecen.
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